lunes, 18 de mayo de 2009

El oso

Lipe vivía en la última casa de la última calle del último barrio de San Pablo.
En el mismo patio, había tres casas: la suya y las de sus primos, Jonas y los tres hermanos Tiago, Lucas y Alexandre. Al fondo, existía una vasta mata para donde ían todos los días para explorar. Allí tenían, por supuesto, un escondrijo: un árbol caído, un balancín y una cabaña hecha con tronco y hojas.
Un día, mientras iban para la cabaña (ellos decían “ir al trabajo”), encontraron pequeñas plumas esparcidas en el camino. Empezaron las teorías: “Creo que fue una pelea”, “Ah, ¡nada, fue un cazador!”, y la vencedora: “Fue un oso.”. “¿Será?”, “Eso es, fue mi padre quién vio”.
Así empezaron la caza al animal. Palos y piedras eran sus armas. Hicieron un mapa de los alrededores y corrían por la mata de un lado al otro buscando rastros, cuevas, todo lo que pudiera darles alguna señal del paradero del velludo.
Quedaban horas esperando el oso aparecer. A veces, uno decía: “Lo vi ayer, cerca de la cabaña”, y luego todos planeaban una manera de capturarlo.
Resolvieran ir más adelante de donde ya tenían ido en la mata, porque fue dicho que el oso vivía cerca del calipalo, un campo de eucaliptos adonde casi ningún de ellos iba. Allí estaba un hombre sentado. Muy raro aquel hombre. Los “cazadores” lo vieron y preguntaron: “Señor, ¿vio un oso pasar por acá?” “Acá no existen osos, mocosos, ¡larguen!” La certidumbre adulta del hombre fue como un balde de água en el fuego fantasioso de los pequeños. Y allí terminó la cazada.
Volviendo a la casa aquel día, uno comentó: “Cómo somos burros... ¿osos, acá? pff”, “Eso es, ¿no?”, “Quién al fin dijo que había oso acá, ¿an?”, “Fausto, creo”. “Ah, Fausto es un mentiroso”. Todos concordaran, con un desprecio racional de quien mira los fatos desde fuera. Y siguieron.

2 comentarios:

  1. Hola, Muri!

    Gracias por el comentario e tu elogio.

    Tu texto es muy bueno también! Como un ratoncito, ?has conocido el oso? O es solo un cuento de tu criatividad?

    Entonces, escribí un cuento esos días que tambíen empieza con árboles, hojas y bosques...

    Si tienes tiempo mientras viajas, lee!

    !hasta!

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  2. Bueno, sólo ya vi los osos en el zoo. La historia se pasó con un amigo-hombre.

    Voy ahora ver tu cuento.

    ¡Hasta, chico!

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